miércoles, 23 de abril de 2008

...



Tormenta que enlazas tendida en el cielo

telones de vientos, del aire los despojos.
Violenta desatas el espasmo sereno,
con áureos momentos rompiendo en sollozo.

Pero vieras mi alma hendida en el suelo,
los huesos quemados, hirviéndome los ojos,
de grietas surcada la piel por los destellos,
rencores inflamados del infierno leproso.

Antes de que mi carne se haya derretido
¿A enredar vendrías tus labios con los míos
cuando trémulo pida un alivio de la sed?

Tú, funeral del día, embriagas mis sentidos.
Sabe que en mi nace anhelante un suspiro
cuando tu cabellera contemplo amanecer.

0 comentarios: