No fue que no viera desde el principio las redes, tampoco fué que creyese ver alguna especie de señuelo en la entrada que me engañase...
Fué en lo perturbador de tu mirada maliciosa, en tu silencio tan hipnótico que reconocí la esencia de lo terrible, exhalas ese perfume tan venenoso...
Ahora estoy en el medio del enredo que dejaste que tejiera...lo tejiste vos? Hábil. Pero no es el fin lo que me en verdad me aterra, si nada más deseo que morir en tu boca...
Me asusta el que estés dudando, al tiempo que enredas tus cabellos riendo, en dejarme asi, sin darme una mordida...
Imagen: "La música I", de Gustav Klimt
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