Un colectivo pasaba sobre la ruta 197 camino a Pablo Nogués y alejándose de la Panamericana, conmigo arriba. Pasaban de las ocho, y ya había anochecido. Así cedía el verano su paso. De día es fácil ubicarse, tener una dimensión del tiempo, e imperceptiblemente el sol regula lo que hacemos, según se ponga en lo alto o se acerque en el horizonte. Es como si a la noche eso no le gustara, como si renegase del modo en que el sol hace las cosas. Sean las 8 o sea madrugada hay sombra, a veces con luna, y eso es todo. Uno de mis pasatiempos como aspirante a antropólogo, aventurar concepciones animistas del universo. Imaginaba el punto de vista que suponía debieron tener los humanos hace miles de años. Es decir, cuando con la misma docilidad que ahora el mundo aceptaba que las cosas eran de tal o cual manera, solo que no existían aún las herramientas geométricas y menos todavía los viajes espaciales. La necesidad en ese entonces, como ahora, era que todos estuviesen de acuerdo en lo que el mundo es y en lo que se puede esperar de él, y quien fuese capaz de erigirse como poseedor de ese conocimiento, tendría el poder. Por como le veía, todo habría empezado por algo mas simple. Un golpe, y a lo mejor uno con garrote. La mujer se queda en casa y el varón sale a cazar. Y a la vez, el varón mas poronga se gana el respeto de los otros, ocasionalmente la obediencia. Esto me enloquecía y obsesionaba, porque a una escala infinitesimal empezaban las disyuntivas, variables a través de las cuales cada sociedad iba deviniendo en lo que vemos ahora ¿El lider es respetado o dirige con mano de hierro? La pregunta quedaba suspendida en el aire un momento, como parte de un ejercicio ritual. La angustia generada por el interrogante demandaba una respuesta a mi intelecto, quien por sus propios medios parecía no dar pie. Pero la angustia por sí misma tarde o temprano genera un calmante. Es un fenómeno psíquico, orgánico, que se manifiesta en forma de una idea. Mi objetivo era prolongar el mayor tiempo posible la ansiedad para encontrar una respuesta que realmente me sorprenda, y a la vez volver mi plato más y más apetitoso. Era esto lo que daba en un desenlace como de iluminación, de verdad revelada. En mi caso se daba al punto de cambiar el registro interno de la voz que a este ese momento había llevado adelante el proceso. En vez del escéptico impávido y minucioso, aparecía la seducción del orador. Lo primero fue dar con un término claro, que pudiese enlazar la serie de elementos hasta entonces inconexos y darles sentido. “Los recursos”. Según esa idea la clave para diferenciar el origen de los distintos tipos de liderazgo estaba en la disposición de recursos de subsistencia. Una red de comunidades podía convivir más o menos en paz si cada una tenía todo lo necesario para vivir y desarrollarse. Así parecía haber sido en el este de la Norteamérica precolonial, donde cada año las diversas tribus se reunían para competir por los mejores regalos. Esa parecía ser a la vez la razón de que pueblos surgidos de parajes inhóspitos como los vikingos y los mongoles fuesen grandes conquistadores. ¿Pero qué quería decir esto en el fondo? Así rezaba mi yo antes mecánicamente descreído, ahora absorbido por el hechizo de sencillez con que podía verse el asunto. Todo se trataba de la fuerza con que se imponía el poder cuando una sociedad está en peligro de desaparecer. Cuando los recursos son escasos comienza la lucha por sobrevivir, como en toda especie, solo que en nuestro caso aumentamos nuestras chances trabajando en grupos. Y enseguida pensé en los chimpancés o en los mandriles de la sabana tirando piedras a un gran felino. Intenté llevar esa imagen a la enésima potencia y pensé en una especie que fuese triunfando sobre todo el resto, expandiéndose por todo el mundo gracias a su combinación de grupo unido y manejo de herramientas. Nosotros. En ese caso, tarde o temprano la lucha por sobrevivir sería entre nosotros mismos. Sentía en el fondo que había alguna clase de ecuación al estilo “Relación apellido alemán-apellido noruego” que cuantificaba los elementos de este enfoque, y que en tono glacial debía decir algo como “a menor disposición de recursos para un mismo número de comunidades (o a un mayor número de comunidades para una misma cantidad de recursos), es más probable que alguna/s de ellas devenga dominante para someter, expulsar o exterminar al resto”. Para quienes presentan una fijación pitagórica por los números y las fórmulas, es decir, para quienes este envase indica que dentro está la verdad buscada, esta especie de principio así presentado sería suficiente, pero mi ritual exigía más. Porque había una razón todavía más profunda que lo dirigía, a una escala más diminuta y por eso difícil de precisar. Pero yo la sabía, y la presentía como se espera la lluvia después de los primeros truenos. Se trataba de lo que era capaz de hacer una persona cuando se ve forzada a sobrevivir, sea lo que sea que eso signifique en cada caso. No era otra cosa lo que toda persona sondea cuando pregunta a otra que haría en tal o cual situación límite. Ezequiel hacía esas preguntas.
-Ponele que viene un chorro y te ata a vos y a tu familia en tu casa. Pero onda, viste esos chorros que se violan a gente que le roban y les pegan hasta dejarlos inconcientes.
-Se.
-Bueno que son varios chorros y te están desvalijando, y entonces uno así el más poronga se pone gede- intercaló una pequeña risa, como de quien propone una jugada audaz- y se quiere violar a tu hermana que tiene síndrome de down, y los demás se cagan de risa y les cabe la idea.-Me detuve levemente en la sensación de mierda que la idea me provocaba, imaginando el escenario.
-Ahá. Bueno estaría atado, pero trataría de apelar a su moral, no sé, onda “No seas así, a ella no”, o sea que nos robe, ya fue, le prometo no hacer denuncia total sabe donde vivo.
-Pero es un chorro y violador, le chupa un huevo. Además no le estás ofreciendo nada que de por sí ya no te pueda sacar por tener un arma y saber donde vivís.
-Bueno no sé, grito a lo desquiciado para que no pueda cogérsela en paz, capaz desiste.
-O te pega un tiro, pero eso no salva a tu hermana, te salva a vos nomás de presenciar como la violan.
-Capaz… Pero si grito capaz alguien afuera escucha y eso no le conviene. Suponiendo que no me hayan amordazado. Ahí no podría hacer nada… De última me muerdo la lengua para empezar a chorrear sangre, a lo mejor eso espanta al más impresionable y empieza a presionar para irse a la mierda rápido. Viste que siempre hay un gil en las bandas.
-Si, en las películas de bandas… -risas de ambos-.Y ponele entonces -se rió ahora otra vez, como retrucando-, te querés hacer el loco pero estás atado y le decís onda que pare, y se te caga de risa. Y te dice que vos elegís, que te deja vivir violando a tu hermana y a tu vieja mientras vos mirás todo, o te mata y no les hace nada.
-Le digo que me mate. Pasa que ¿Cómo creerle? Si es un chorro que me está desvalijando la casa no voy a pretender que sea un tipo piola.
-Pero hay chorros piola, no es lo mismo que te la hagan fácil para que les des todo sin lastimarte a quemarte de una sin preguntar.
-¡Chorros piola! Jajaja igual eso suele ser porque vienen re duros de merca, bah antes. Ahora es con paco. El problema es que por más que no pueda saber si me dice la posta, sería una mierda vivir sabiendo mi familia ve en mí al que no dió la vida por la inocencia de su hermana. Que se yo, en el fondo me pregunto, ella seguiría viva, yo también, pero es una sensación de mierda. No es tanto por esa lógica de quien queda vivo y después remontarla como se pueda, que te admito sería mas racional, es más ese momento en que pensás en como va a ser tu vida si no te morís ahí aunque sea con la esperanza de que el gede esté diciendo la verdad y no la vayan a tocar después.
-No decís nada de tu vieja… -sonrisa malévola-. No la querés.
-Pero es mi hermanita boludo la que más importa, si hay alguien que es prioridad que no pase por algo así es ella, no tiene herramientas como una persona normal para racionalizar lo que pasó y superar el trauma. No sé, me la imagino re perturbada…y si no muero ahí intentando salvarla me volvería depresivo de verla nomás, mortificándome toda la vida y me terminaría suicidando. Ya de por sí me comporto como buscando la excusa para recibir castigo, así habría encontrado la excusa perfecta para pegarme un tiro…
-O sea que si la quieren agarrar a tu vieja, te hacés el boludo mostrando algo de indignación, pero sin ofrecer tu vida.
-Hay un estudio sobre una comunidad…
-Daaale jajaja
- Pará. Hay un estudio etnográfico sobre una comunidad, creo que de Malinowski en las islas Tobriand.
-Ahá.
-Cuando alguien moría, las minas tenían que mostrar signos de dolor y sufrimiento desgarrador, tirarse tierra en el cuerpo, llorar, todo. Los familiares ¿No? Y se ponían en grupo para hacerlo, ponele que era un flaco el muerto, bueno, entonces la madre, las hermanas, etc. Pero también la esposa y sobre todo la familia de la esposa, porque si no mostraban ese padecer en el ritual se pudría todo y no les correspondía nada en el reparto de los bienes.
-Ahá, claro.
-Onda que cuando alguien moría todos pensaban en los bienes, era particular de esa cultura, como acá con los regalos de navidad. Viste cuando alguien se va del país y quiere vender todo ya, casi regala las cosas, y que aparece gente de cualquier lado desesperada por conseguir algo por dos mangos. Bueno así.
-Re piola. Acá nos hacen vestir de negro y ponen un cura a decir pelotudeces de alguien que no conocía. Seguro el cura es pedófilo.
-¡Ja! Si. Y resulta que el tipo este que los estudia se da cuenta de que las minas tienen-que mostrar dolor, y que no lo hacen así espontáneamente. Así como algo más teatral, no de posta.
-Bueno pero si él se da cuenta y la familia del fiambre no, son medio pelotudos, cualquiera. ¿Cómo que se dio cuenta?
-Pero no, o sea…
-Era rubio y de ojos celestes, claro. Y cristiano.
-Jajaja no boludo o sea, claro que la otra familia se daba cuenta de que era un acto todo, pero era el ritual. Ellos querían que den los signos ceremoniales del funeral como muestra de respeto al grupo, no importaba que sea fingido o no. Reclamaban respeto, y el dolor en sí no era importante, era…
-…el símbolo de ese respeto.
-Cláaa…
-¿Y entonces?
-¿Bueno y viste esa peli “Cuatro funerales y una orgía”?
-No existe esa película.- dijo sonriendo.
-Debería existir. Pero viste que en los funerales de gente de plata todos los interesados en la herencia por lo menos tienen que ir al funeral. Puede ser una cláusula del testamento que se lee después, imagináte. Yo haría eso.
-Y si quieren morder algo sí, mímino tienen que estar.
-Es así, todo pasa por ahí. Lo reconozcamos o no, es secundario. Bueno, y con mi vieja pasaría algo así.
-Jajaj ¿Cómo?
-Nadie, ni ella, me podría pedir con autoridad moral que yo dé mi vida para que no le hagan eso. Y enton…
-Decílo, que la violen.
-… y entonces yo daría mi señal de respeto. Tendría que demostrar que eso me parte el alma, sacudirme en la silla o en el suelo sin amenazar seriamente mis ataduras, enloquecido, rabioso, hasta llegar al momento de la frustración y de llorar desconsoladamente. Tendría que vivir con eso, pero se puede pilotear.
-Para mí que no la querés a tu vieja, que querés que te diga….
-Tomatelá hijo de puta…
-Jajaja!
-Si no me pasas el control remoto me garcho a la perra. Ahora.
-Te recomiendo a Selene que está en celo.
-Dale paja cambiá de canal, odio esta publicidades de mierda. “Mandá joda al 2020.” ¿Qué mierda se supone que va a pasar? ¿Aparece una bola de espejos de la nada? La verga!
-Sale una trola mágicamente del celular y mueve el culo. Y ahí si mandás “culo” al 2020…
(risas)
No había pasado mucho desde eso, y me servía para pensar desde esa óptica. Porque una comunidad que diese la vida por la supervivencia de otra es simple, dejaría de existir. No sabríamos nada de ella y evolutivamente sería un fracaso. Una comunidad que en condiciones de escasez de recursos puede sobrevivir es porque acapara esos recursos, a menos que emigre a otro lugar. Y al analizar una zona geográfica dada, las que hayan emigrado son irrelevantes. Interesan las que pudieron quedarse, y cómo lo hicieron. Como dice el Dos-Caras, te morís siendo héroe, o vivís lo suficiente para convertirte en villano. Mi intento de explicación era que se trataba de un líder. La gente sufriendo, temerosa de ver morir a sus hijos de hambre o de sed comienza a exaltarse, y acentúa la frecuencia sus danzas de la lluvia o lo que sea. Pero nada de eso funciona. Y entonces el pueblo ya está dispuesto a cualquier salvación, sea cual sea. Dispuesto a seguir a quien sea que proponga una salida, cueste lo que cueste. Es decir, todo estaría preparado para la aparición de un gran lider, patriarcal, de tipo militar. Alguien capaz de coordinar la fuerza hasta entonces confusa de los individuos y formar un cuerpo coordinado (Y pensé en los grandes conquistadores, incluso los fascistas contemporáneos, desfilando ante mis ideas, como escudriñando una pintura; los veía asentir levemente, con interés). El impulso vital de esta unificación a modo de esqueleto era la voluntad de poder del líder, su capacidad para ser obedecido. Es lo que permite hacer planes sólidos por ejemplo para invadir una aldea, y a la vez reaccionar rápido al ser invadidos. Un consejo de ancianos no sirve ante una situación así, genera demasiadas variables y posibilidades de traición por la filtración de la información. (Una imagen del parlamento democrático volando en pedazos pasó en un flash). Como hacía Ezequiel con sus planteos de mierda, había que llevar la situación al límite, como una prueba de simulación, y establecer probabilidades de supervivencia. Una voluntad que domine todo puede decir vuelen el puente sobre el río para que los invasores no lleguen, y el puente se vuela. Si fuese por los ancianos para cuando la aldea está prendida fuego todavía van a estar discutiendo. En ese sentido un gran lider garpa mucho más. Con el tiempo, el lider muere, pero su deseo de perpetuarse lo lleva a establecer un heredero para su legado, no necesariamente un hijo, y puede que el sistema de poder se sostenga, puede que no. Pero si sucede ¿Cómo es que sucede? Y entonces volví al principio, al establecimiento de una cosmovisión más o menos firme, una versión de lo que es el mundo y el significado de la vida. La luna, el sol las estrellas, los animales, el mar, las montañas, la putrefacción de los cuerpos. Todo tenía que tener sentido en una especie de cuento pleno de simbolismo. Probablemente la comunidad ya tuviese alguna clase de sistema de creencias que preexistan al gran líder. Mi interés pasaba por cómo éste debía consensuar con esta visión, públicamente ante sus súbditos, para legitimizar su poder político. Un chamán respetado, una hechicera de prestigio. Un detentor espiritual. Napoleón me miró mientras recibía la corona de las manos del Papa, me guiñó el ojo mientras se la colocaba él mismo, y Constantino se reía por lo bajo. Es ahí, en ese cruce, cuando el poder político se vuelve religioso, y viceversa. Ahí el líder empieza a meter mano en el orden del universo y mete lo que le conviene. Enrique VII tosió. Y cuando logra volverse representante de las fuerzas espirituales sobre la Tierra, la farsa es completa. Cuando un sistema así echa a rodar tarde o temprano aparece un dios al estilo monoteísta, o al menos un dios supremo que domina a los dioses menores. Cristalización personificada, antropomórfica, en la conciencia de los dominados de ese poder que los enreda, el que todo puede, todo lo ve, y todo lo juzga. Y quien tuviese la marca del poder era la voz de ese dios en este mundo, más valía seguirlo. Era la salida más eficaz para que el poder sobreviviese a los líderes históricos, a los malos líderes sobre todo. Cuando un pelotudo cualquiera pueda gobernar sabremos que la civilización habrá progresado al máximo. El próximo paso sería el último de la humanidad: Deus Ex Machina.
Sabía que estaba dejando cabos sueltos, problemas irresueltos. Pero la seducción de entender de qué se trataba todo era muy fuerte, y me llevaba a toda marcha. Todo buen orador sabe evitar los detalles que complican todo, recorta, simplifica lo conflictivo, lo que no sirve para contar su historia. Sabe generar la sensación de que las cosas cierran, y es entonces cuando mejor miente. Y todos adoramos a los buenos oradores, casi olvidamos que para tener carisma hay que saber mentir bien, redondear los ángulos agudos de la realidad. La gente lo pide a gritos.
Imagen: "Eyes see U 2", de Flame Eluge
1 comentarios:
Gracias, siempre.
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