Muchas de nuestras conversaciones se trataban sobre cómo deberían ser
muchas cosas. Uno de los principales blancos era la publicidad:
-¿Por qué las publicidades de dentífricos son tan pelotudas? Siempre ese lenguaje neutro, lo odio- dijo Daniel.
-Las
de jabón para la ropa, para mujeres esclavas de la limpieza. Para mí
fue como un trauma saber que diseñan todo eso de tocar el timbre de una
mina para que parezca de verdad, es todo mentira, o sea hay un casting
para elegir a esa mina que sale haciéndose la sorprendida- dije yo.
-Las
del yogur violeta me dan ganas de ir a buscar al que las hace y
deformarle la cara con un cutter, se piensan que no nos damos cuenta de
que son para las viejas con cañerías tapadas- protestó el Chileno
haciendo gesto alusivo.
-Están orientadas a targets específicos de
la sociedad. Son estereotipos de consumidor que tienen estudiados,
fórmulas que funcionan. No pueden salirse del esquema si no quieren
perder plata- sentenció Héctor.
-Pero podrían hacer algo más copado. Dame la mitad de la plata y te hago una publicidad de la re puta madre- retrucó Daniel.
-Depende
de que bien de consumo sea. Si es ropa, o un recital podés hacer de
todo. Son cosas que definen tu identidad y que no son estrictamente
necesarias. La plata que la gente gasta en eso no es parte de las
cuentas del mes, es parte de los gastos de capricho. Ahí la publicidad
trabaja sobre el deseo del consumidor, necesita tentarlo.
-Pero el
jabón en polvo, el dentífrico, el limpiador antigrasa, el yogur
laxante… son cosas que uno compra en teoría todos los meses- acoté,
intentando seguir el razonamiento.
-Claro. Esas publicidades
trabajan sobre la persona que recorre las góndolas pensando en lo que le
hace falta en su casa. Alguien que está intentando ser responsable.
Entonces no pueden trabajar con la tentación. Necesitan darle al que
compra una imagen de gasto razonable, necesario, de conveniencia.
-Entonces
siempre vamos a ver lo mismo. Para todo lo innecesario, publicidades
que sorprenden, que intentan seducirnos con el impacto. Para todo lo
necesario, la misma mierda de siempre, el mismo esquema que se repite.
Es un asco- dije.
-Y va a ser peor. En el futuro las publicidades
van a ser mucho más invasivas que ahora. Van a estar tan presentes que
todo el asunto va a estar fuera de discusión. Ya es así en algún punto:
Coca cola, Mc Donald´s, Disney… -concluyó Héctor.
-Yo podría vivir
como creativo de publicidad. Haría mucho más que todos esos boludos
juntos con menos recursos. Yo haría que las amas de casa compren espadas
ninja y que los pelotudos como el Chileno compren una licuadora- dijo
Daniel.
-Quiero una. Cuánto.
-No es tan fácil- dijo Héctor.
-Qué
no. Lo que sea que pongas en la tele la gente va y lo compra. Y si no
lo compra lo ponés de nuevo, y sino lo ponés de nuevo. La gente es
pelotuda. Yo me aprovecharía mejor.
A veces la queja
contenía sarcasmo, como si en el fondo supiésemos que no servían para
nada, que nada podría en realidad cambiar, y que las cosas eran así
porque no podían ser de otra forma. Esto por un lado coartaba cualquier
chance a nuestras pretensiones de reformar del mundo, pero esa
imposibilidad a la vez nos habilitaba entonces a expresar el enojo,
aunque inofensivo, de la forma más corrosiva. Como en la música.
-Chileno ¿Por qué tenés una mochila de la 25? ¿Te hacés el rolinga ahora?- le pregunté una vez.
-Ni en pedo. Se la agarré a mi hermano. Necesitaba una.
-¿Saben que hay que hacer con todas esas bandas de mierda?- se metió Daniel.
-Cuáles.
-Como la de tu mochila: la 25, los gardelitos, Callejeros, Pier, Jóvenes Pordioseros.
-La Mancha de Rolando- agregué.
-Si,
también. Primero hay que organizar un supuesto festival de rock en un
estadio de fútbol. Después hacerles creer a cada uno que llegó su
momento de tocar para que salgan todos juntos. La gente en las tribunas,
todo lleno, popular, plateas. La parte de la cancha libre. Apenas
terminan de entrar las bandas se cierran todas las salidas, quedan
encerrados. Ahí hay que tirarles unas armas al piso.
-Onda gladiadores.
-Se.
Entonces por los parlantes se escucha “como todas estas bandas de
mierda son iguales, viven de hacer la misma música y confunden a la
gente con su melodía mediocre, ahora todas van a luchar entre sí hasta
la muerte. La última que quede, va a ser la única autorizada para tocar
de esa manera tan nefasta. La gente pide sangre. A pelear”. Y listo.
-¿Y si al final quedan chabones de distintas bandas? Van a tener que armar una de última- dije.
-Yo soltaría unos leones tambíen- dijo el Chileno-, y si al final ganan los leones se termina el rock barrial. Para siempre.
-Yo
me imagino- y me empecé a tentar, ya antes de relatar la imagen, eso me
pasaba mucho- al flaco de la Mancha de Rolando, que se da cuenta de la
que se viene antes de salir por la compuerta, y se quiere meter adentro,
onda “¡Hace 20 años que tocamos nuestra música, qué nos vienen a decir,
no merecemos estar acá!”, y cachetazo en la nuca ahí nomas, un empujón
para que entre, la compuerta que se cierra y el chabón que mira
alrededor, empezando a caer en la que se le viene.
-Y el flaco de
Pier que ya lo espera con una llave cruz, decidido a que su banda sea la
única, sabedor de su mediocridad o sea re asumido ya en el juego. Se la
da en el mentón, no dura ni 5 segundos el chabon de la Mancha de
Rolando, queda tirado en el piso mientras todos luchan por su banda y su
vida. 20 años tocando y todo termina así. Charco de sangre- completó
Daniel.
-El de la 25 que quiere tocar en vez de pelear y le cabe
un espadazo en la jeta con el primer acorde. Juanse de los Paranoicos
desde un palco vip, se cree a salvo, el Pity le corta el cuello y se lo
tira a los leones. Por hijo de puta- dijo el Chileno.
-La gente enceguecida, agitando. Pide más- coronó Daniel.
Las
risas podían durar mucho, según la capacidad que tuviésemos para
construir las escenas, para ir agregándole cosas, manteniendo encendido
el fuego. Todos los días conversaciones así, conciliábulos en los que
nuestras miradas se cruzaban con entendimiento, en los que el mundo era
continuamente destruido y reinventado. Cada uno de nosotros luchaba
contra los titanes en su interior, intentando derribarlos. Éramos un
ejército de 4.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario