Estábamos caminando y vi venir la tormenta. No me desesperé, estaba preparado, pero aún así una amargura de verdugo forzado me recorrió la garganta. Vi la duda en su boca y el gesto de decisión que la llevó a decir lo que quería decir desde la última vez que nos vimos. Para hacerlo solo necesité una ligera y breve desviación de mi pupila.
-Es que a veces me pongo a pensar…qué sentís vos por mí? Te caliento simplemente o hay algo más que eso? Yo sé como pensás, me lo dijiste de muchas maneras, pero yo necesito tenerte más cerca, necesito entendés…
-Mirá… (hice una pausa) yo sé lo que vos querés de mí (una nueva pausa y cuidando mantener un tono suave y sereno).Y no te lo puedo dar. (silencio ante la certeza de que enfrente mío estaba la serie de palabras que una vez iniciada se sigue hasta el final, ensayando mentalmente el tono de voz y la prosodia que necesitaba).Podemos hablar y te puedo decir varias cosas, pero sea lo que sea que te diga no va a cambiar eso. Y no quiero lastimarte más de lo inevitable (La miré a los ojos en la última frase con mi mejor cara de “no me odies”).
Listo. Había dado el golpe como una estocada rápida, un corte limpio. Había preparado mi esquema mucho tiempo antes, cuando vi en sus gestos de cariño hacia mí, bajo forma de especiales atenciones a la piel de mis brazos, una irrupción de los afectos más tiernos, y en ellos una amenaza al intercambio sexual puro que yo pretendía con ella. Había visitado entonces el campo de batalla con anticipación, sintiéndome como un general que evalúa cada posibilidad y sus implicaciones estratégicas. En ese sentido necesitaba tener una respuesta a cada recurso que ella pudiese presentarme, y estaba preparado tanto para una aceptación pacífica como para un ataque de ira con golpes bajos. Era extremadamente importante no perder el control de la situación, pero sabía que encauzar el sangrado de un corazón femenino hacia el mar no podía ser fácil.
No pude saber que pasaba exactamente por su cabeza pero no era odio, y con alivio oculto di por cumplida la primer parte del plan, la más predecible.
Ella no era tonta, en el fondo sabía que se estaba empujando al barranco de lo que sea que hubiese entre nosotros, pero no la culpo. Yo hice bien mi parte como para que viese en mí lo que necesitaba ver en un hombre, y siendo así se jugó sus chances conmigo.
Imagen: "Can not prevent it, but there is no need to prevent it", de Ryohei Hase
viernes, 27 de marzo de 2009
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6 comentarios:
El campo de batalla erotico porno delicioso :: Se ve siempre amenazado (Y viceversa)
Es la tendencia: fluidez... fugacidad...
... hay cosas que no tienen nombre... y eso complica mas todo... hasta los nombres!
Los Fantasmas... tan indestables siempre, nos ponen a prueva...
Ya lo dijo la Coca: "¿que pretende usted de mí?"
Saludos, colega. Muy Bueno.
Fer!
Estas mezclas de literatura y vida tuya, seguramente, me dejan una sensacion extraña.
Por un lado, una voz me dice que demande un final, y una continuacion a los sucesos, cual espectador en una butaca, con un Pochoclo's en la mano.
Pero por el otro lado, otra voz me dice que hay que entender el humano detras de la pluma virtual que escribe, y en ese sentido preguntarle, para tratar de guiarlo, ya que se interpreta estos escritos como subliminales pedidos de ayuda, consejo, o simplemente de correspondencia social que evite la solitaria experiencia.
Ambas voces van directo a la pared de los silencios, porque no nos tenemos tanta confianza, como para que alguna de las dos tengan exito.
Simplemente pase.
Deyv, invitalo a salir y dejate de joder xD
Gracias por tus palabras.
Volveeee... Palette... volveeeee...
¿donde te fuiste??
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