En pantanos de sueño enmohecido,
de sol gélido tardes en silencio,
yo te evocaba, a veces dormido,
risueño, a veces sin saberlo.
En cada oscura sinuosidad,
en los dejos de suspiro y lamento,
irrefrenable apatía de velar
la agonía de los tiempos muertos.
Mi sombra se hunde veloz en la brisa:
vacío, musas, quimeras, herejías,
desbordan la fuente de los secretos.
La estridencia del eco en esa risa
aturde aún la mirada perdida...
...el recuerdo. Ni cerca. Ni lejos.
viernes, 25 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario