
No queda claro hasta qué punto sabemos por qué hacemos ciertas cosas pautadas socialmente, aún cuando tengan una función delimitable desde la observación antropológica (en este caso favorecer la procreación del pueblo en cuestión), por lo que lo más probable es que no podamos restringir todo a una sola generalidad, sino que mientras algunos individuos dotan efectivamente de espiritualidad a los rituales (el que cree que su dios se materializa de posta en el pan de la hostia), otros se apegan a ellos sin esa intensidad, pero con un sentido práctico igual de útil para las instituciones tradicionales (una solterona metiéndose en un convento, un sacerdote de familia pobre buscando ascenso social, etc). Así, no puede descartarse ni al que se prendía a las orgías por hedonismo, ni al que creía que así entraba en profunda comunión espiritual con la diosa. Esta variable no afecta el producto: una terrible partuza.
Sabemos también que la manera en que eran vividos los eventos astronómicos importantes en culturas ancestrales tenía un sentido vital para la comunidad (otra vez, sea espiritual o práctica, por ejemplo con las cosechas). Y hoy día muchas de esas tradiciones llegan a nosotros tergiversadas y moldeadas por su subsistencia al margen del culto oficial (tanto en la conquista de América como en la Europa romana, hablamos de la imposición del cristianismo). Pero de alguna forma llegan. Tal vez cuando se habla del fin del mundo se habla más que del fin de una etapa importante. Atención al mecanismo:
1-al creer que cuando pase algo ("X")el mundo cambiará, nos predisponemos a cambiar cuando se de la señal.
2-llegado el momento pasa "X" (ej: eclipse, alineación planetaria. tormenta, etc), actuamos en consecuencia y cambiamos nuestra forma de actuar.
3-el ambiente cambia por el cambio en nuestra conducta y lo atribuimos a otra cosa, efectivamente porque para que todo esto suceda se necesita la fe de que lo que hacemos no es producto de nuestra voluntad, sino que se cumple alguna especie de plan divino.
4-ya podemos decir que la profecía se cumplió, sin hacernos cargo de nuestro papel (protagónico y exclusivo), sin culpa.
Pero esto funciona si uno cree sin dudar, y uno ve hoy a la gente mirando el momento en que está predicho que pasa algo... los ve esperando la llegada del 2012 onda... "a ver??". No se dan cuenta de que no va a pasar nada que no venga de nosotros mismos, porque ese es el origen y la unica funcion de las profecías en nuestro desarrollo como humanos. Va a pasar lo mismo que pasó en el 2000: NADA. Pero no aprendemos, repetimos sin entender, destapamos la caja una y otra vez buscando algo que jamás va a aparecer... a menos que lo pogamos ahi antes, claro.
Por eso creo que hay mucho de nuestras raíces a la vista cuando se habla del fin del mundo y de orgías. Y siempre me pregunto... ¿Hace falta sentir que se va todo a la mierda para que cumplamos la fantasía?¿Por qué la cercanía de la muerte nos puede liberar de todo pudor?
Imagen: "La balsa de Medusa", de Théodore Géricault