miércoles, 24 de junio de 2009

La Emperatriz

No recuerdo la fecha exacta, ni cuando hablé con ella por primera vez.. Pero me acuerdo perfectamente del momento en que su forma de expresarse me llamó la atención, y entonces ya era tarde, ella había entrado en mi vida. Lo que más me gustaba era el descaro con que decía lo que sea que tuviese en mente, la desvergüenza para reírse de lo que sea: relatar sus fracasos más escandalosos, bastardear a algún pajero, quejarse de su sequía sexual... y en su despreocupación la empecé a adorar. Esperaba que ella llegase adonde estábamos todos reunidos, y ensayaba todo recurso que estuviese a mi alcance para hacer reír a todos con el claro objetivo de hacer reír a ella. En ese sentido cada carcajada de éxito era para mí todo un suceso, una flor más arrojada en su camino desde las gradas del populacho, desde donde yo la veía pasar con un nudo en la garganta. Mi Emperatriz…
Yo sabía que no podía tener ninguna posibilidad si en el delirio de mi fantasía me arrojaba a sus pies suplicando por besarle aunque sea el empeine. Tenía que usar la máscara de la muerte y colocarme de igual a igual, aún cuando mi corazón clamase ante esa audacia como ante un crimen. Fui tomando fuerza de donde no tenía, y daba estocadas en la oscuridad, a las que ella iba reaccionando como una araña que detectase algo sorprendida una presa en la entrada de su madriguera. Mi deseo de arrojarme en su boca a la menor oportunidad crecía peligrosamente.
En algún momento una de mis provocaciones dio en el blanco y terminamos hablando en privado. Mi sorpresa fue grande cuando vi que a solas ella era tímida y sensible. También tenía ella entonces su máscara y todo ese tiempo habíamos estado bailando tan bien, casi como si fuese Carnaval en Venecia. La idolatré todavía más, y más esfuerzo aún tuve que hacer para mantener mi compostura de hacerme el libertino en pose de interesante, así habría de hacerlo hasta que fuese necesario.
Tuvimos una cita. Yo, como siempre, llegué tarde. Tomamos mucho mate y hablamos sin un tema fijo. En un momento mientras caminábamos, lidiando con mi nerviosismo y el de ella, improvisé un recurso sorpresa y nos besamos. Resultó ser tan cálida. Pero a la vez, todo lo que en principio implicaba un romance (decirse cosas lindas, besarse al atardecer, caminar de la mano) era para ella como un mundo abandonado y lejano, al cual se acercaba con recelo y cierta expresión de ironía. Tenía un corazón tan roto como el mío. Antes de irme, nos besamos de nuevo, despedida que se prolongó por tiempo inimaginable, y olvidándonos en ese beso del mundo exterior. Ella me enseñó todos los pliegues y enredos que un beso puede tener como nunca antes ninguna mujer había podido hacerlo. Fue posiblemente el mejor beso que tuve hasta ahora, y aunque quisiera pensar que así fue también para ella, sé que me derrotó, siendo mucho más instruida y pervertida que yo.
Entonces empezaron los problemas. Para vernos de nuevo no me la hizo fácil, sin que nunca pudiese yo entender del todo como era eso posible después de esa tarde. Pero ella misma se definía como la reina de las histéricas, y al hacerlo definía una perversión acerca de esa práctica. Y tal era la forma en que me pasaba los días repitiendo su nombre en voz baja, pensando en verla y arrancarle placer en todos los rincones del cuerpo que me daba cuenta de todo el resultado que su veneno tenía conmigo. No podía odiarla, bajo ningún concepto. Creo que una de las cosas que más le gustaba era sentir mi relieve palpitante, por momentos amagando a darme el alivio, sin jamás hacerlo y manteniéndome inescrupulosamente así por horas. Era tan malvada, y yo me hice tan adicto a someterme a todas esas maldades… nunca me quejé, todo lo contrario. Ni siquiera cuando para verla por tercera vez pasaron meses.
En un momento sentí que quería de ella mucho más de lo que en principio había buscado, y empecé a fantasear en visitarla más seguido, en acompañarla en las cosas que tuviese que hacer, en tomar mate en el patio de su casa. Y un día se lo di a entender. Rendido yo a sus pies, me dijo que “depende de cuánto quieras arriesgar…” y le dije “Todo”. Le dije mis fantasías con ella, le dije que sexualmente me hacía sentir cosas de otro planeta, y no solo eso, sino que le dije esas ideas que tenía de tener alguna especie de relación sólida. Dije todas esas cosas con felicidad, sentía que me liberaba de un peso, que por fin podía decirle todo lo que sentía por ella. Y entonces ella, muy sutilmente, me cortó los pelos. Ahora, mirando hacia atrás, me doy cuenta de que ella no podía haber reaccionado de otra manera.
Tal vez fué porque en ese momento de su vida estaba pasando por cosas que no le permitían vivir algo conmigo como yo quería vivirlo. Tal vez desconfió de mí, pensando que yo solo quería cumplir mis fantasías sexuales con ella. Tal vez yo no le gustaba tanto como sentía que me daba a entender. Tal vez quería estar sola. Tal vez quería que así yo quedara enamorado de ella por mucho tiempo, deseando por siempre como cuenta pendiente hacer todo lo que no hicimos, y tal vez sabiendo eso ella sienta que me tiene en su poder y a su disposición como el súbdito que logró hacer de mí. Tal vez tendemos a creer lo que necesitamos creer cuando no entendemos algo para dormir mejor. Puede ser. Pero nunca voy a olvidar a mi Emperatriz.

Imagen: "Blue Hat", de Brian Holderman

martes, 16 de junio de 2009

El ser humano no es un animal

Cualitativo y cuantitativo
Con esta distinción me refiero sobre todo al tipo de enfoque que se utilice para estudiar un fenómeno. Las herramientas de cuantificación corresponden tradicionalmente al método deductivo, e intentan recoger en variables medibles (es decir, bajo parámetros que valgan por igual independientemente de quien los observe) la información del fenómeno estudiado. Por otro lado, las herramientas cualitativas pertenecen a una alineación inductiva, y responden a un criterio reconocidamente subjetivo que intenta dar cuenta de la complejidad de un fenómeno no susceptible de ser aprehendido con suficiencia bajo parámetros cuantificables. No hay una línea predelimitada entre qué fenómenos corresponden mejor a un estudio cuantificador y cuáles ameritan un enfoque de búsqueda de cualidades. En teoría, algunos fenómenos son más o menos cuantificables que otros, distinción basada en las diversas formas en que el ser humano puede concebir e integrar la información para a su vez modificar su conducta. Pero lo concreto es que esto suele depender de la aplicación práctica que se tenga en vista a realizar respecto del fenómeno estudiado (así como de los instrumentos a utilizar en dicha aplicación). Nada evita entonces que un mismo fenómeno sea abordado desde un enfoque u otro según sea el interés que incline a hacerlo.
Se puede decir de modo general y orientativo que los métodos cuantitativos propician aplicaciones generalizables a contextos muy diversos, y en ese sentido tienen estrecha relación con las innovaciones tecnológicas. Así, el funcionamiento de un celular, de un arma, de una vacuna, o de un nuevo combustible se adapta fácilmente a diversos contextos culturales, pudiendo desplegar en cada uno de ellos una significación radicalmente distinta, y manteniendo una variable perfectamente cuantificable: la recepción de dinero por el producto, o un número concreto de gente inmunizada, una menor contaminación ambiental, etc. En estrecha relación, estas innovaciones precisan de un método cualitativo que evalúe potenciales mercados para ubicar el producto y la mejor forma de hacerlo, o incluso para orientar la invención de un producto que todavía no existe; para captar de la manera más efectiva al target de público que se desea atraer, para diseñar el aspecto del producto, para evaluar en profundidad y en contacto el impacto de un producto o política sobre determinada franja de la población (el caso de los investigadores encubiertos de Nike que se metían en las bandas de adolescentes de EEUU para captar la "onda").
También, cuando hay una confrontación entre ambos tipo de herramienta, para llevar a cabo su objetivo, cada interés lógicamente se presenta como el mejor y más apto según las cirncunstancias y en necesario contraste y conflicto con otros, por ejemplo, en la competición por una beca, en la defensa de un producto en el mercado tecnológico, etc. Esto no comporta en sí nada de negativo, se asume hasta en el caso judicial más desfavorable un abogado que defienda los intereses del acusado. Las estructuras occidentales se basan, en muchos sentidos, en la atribución de un funcionamiento armónico posible para los sistemas que integren intereses contrapuestos, lo cual se verifica sobre todo en tres aspectos fundamentales: la política (el voto democrático y el funcionamiento parlamentario), la economía (el funcionamiento de los mercados) y la jurisprudencia (funcionamiento de un juicio con una parte querellante y otra acusada con derecho a una defensa). El funcionamiento de las instituciones científicas no es la excepción, de ahí que no pueda acusarse por puro principio a todo intento de cuantificación de un fenómeno sin a la vez criticar las bases del sistema occidental. En todo caso, sí es válido presentar mejores fundamentos de un proyecto cualitativo sobre el mismo fenómeno que prevalezca por sobre otro de tipo cuantitativo. No que necesariamente tenga que ser uno o el otro en todo momento, pero remarco la incidencia concreta de este conflicto (cuando sucede) para ilustrar cómo el actual estado de cosas respecto de lo que se concibe como cuantificable de por sí, o solo cuantificable de por sí, podría estar respondiendo a un desarrollo histórico de intereses en pugna, y no a algo dado de antemano.
Sería un error identificar a las herramientas de cuantificación con un grupo específico de personas interesadas en someter todos los fenómenos sin distinción a una cuantificación irrestricta que permita abordar la totalidad de los mismos, hacia una homogeneidad unívoca. También sería un error identificar las herramientas cualitativas con un grupo específico de individuos que condenen todo intento de cuantificación, otorgando a toda información un caracter único e irreductible, hacia una heterogeneidad absoluta. Ambas pretensiones carecen de sentido práctico y no pueden aportar al método científico nada serio. Lo concreto es que los científicos profesionales genuinos están preparados para utilizar herramientas de ambas clases según el tipo de fenómeno que se propongan estudiar (pudiendo articular ambos en un mismo estudio) o, al menos, están capacitados para reconocer cuando sus herramientas no alcanzan para dar cuenta de la complejidad del fenómeno acorde a la aplicación que buscan efectuar sobre él.

Entonces ¿qué implica un salto cualitativo?
Un salto cualitativo tiene lugar cuando en el abordaje de un fenómeno las herramientas de tipo cuantitativo se demuestran no susceptibles de explicar con suficiencia el mismo. Evito decir "sus causalidades", porque lo que busca el científico al cuantificar no es ninguna clase de causa última, sino ante todo una relación de causalidad manipulable y capaz de reproducirse experimentalmente, sea bajo los términos y la reducción que sean. Dije que todo dependía de la expectativa de aplicación, y en efecto, cuando los parámetros de cuantificación de un estudio no alcanzan para explicar el fenómeno (extraer la relación de causalidad manipulable deseada), y a su vez, esa insuficiencia se demuestra irreductible, estamos ante un salto cualitativo.

¿En base a qué se determina esa irreductibilidad?
En base a información que comporta datos sobre el fenómeno en cuestión, evidentemente conectada al mismo, sin que a la vez pueda ubicarse esta información en algun parámetro cuantificado disponible. Por ejemplo, si tenemos un vaso con agua, y nuestro parámetro es cuán lleno o vacío esté, un poco de jugo en polvo inevitablemente va a afectar el agua en su composición, densidad, color, etc, sin que nada de esto sea aprehensible desde una medición de cuán lleno está el vaso. Tal vez se trate de tanto jugo en polvo que efectivamente se registre una suba en el nivel de agua. Pero esa suba por sí misma no alcanza a explicar todo lo que pasó con el agua a partir del jugo. Estamos ante un salto cualitativo. No significa que la variable irreductible lo sea en todo escenario, eso sería negar el avance que la ciencia deductiva y la tecnología tuvieron desde sus inicios esotéricos hasta el momento presente. Lo que por el momento destaco es que, con los parámetros disponibles en un momento dado, si una información no es reductible en términos cuantitativos, el salto cualitativo implica un cambio en el enfoque del fenómeno, que derive en una aplicación más efectiva, al menos hasta que se desarrolle una herramienta, técnica o dispositivo que permita cuantificar esa información. Entiendo que una aplicación que tenga en vista esta irreductibilidad acerca del fenómeno que le ocupa será mas efectiva porque será cautelosa y derivará en una práctica consciente de una indeterminación. En cambio, una aplicación que pretenda ignorar un salto cualitativo, que pretenda pasar por alto esa indeterminación, que asuma haber reducido adecuadamente lo irreductible forzándolo a entrar en sus parámetros, será una aplicación irresponsable, menos efectiva y potencialmente desastrosa. Por ejemplo, en meteorología, si hay un escenario de probable de lluvia, el pronosticador hará bien su trabajo al aconsejar que llevemos paraguas, siendo que en realidad por la complejidad de los escenarios del clima nunca puede determinarse con total exactitud si lloverá o no (especialmente en este campo científico esto es así); si en un sistema de test de control vehicular de colisión un organismo estatal detecta una irregularidad en la deformación de la estructura de un automóvil de prueba, que se evidencia como anormal, sin que ésta sobrepase ninguno de los parámetros establecidos, los encargados de la prueba harán bien en comunicarlo en el reporte adjunto de la prueba, o llamar a su supervisor; si ante una competencia de paintball mi adversario en vez de dispararme por la espalda se precipita al piso y comienza a tener convulsiones, yo, en vez de asumir que perdió, cumpliré mejor con la dinámica del juego si interpreto que le está pasando algo potencialmente grave; si al intentar hablar con alguien que articula sonidos que no comprendo a pesar de que sus gestos indican que él si le atribuye significación a lo que articula, busco un traductor que me facilite superar el abismo cualitativo; en todos estos casos, y en muchos otros posibles que conforman parte del funcionamiento de los seres humanos en el mundo y de sus diversas maneras de concebir e integrar la información, tenemos la necesidad de reconocer un salto cualitativo, de tomar medidas que den cuenta de él, o aunque sea de la insuficiencia para dar cuenta de él como se quisiera.

¿A qué se puede deber que se pase por alto un salto cualitativo?
Hay muchas razones posibles que pueden estar presentes a la vez, incluso estrechamente relacionadas. No podemos reducir esta incidencia a un único factor. Sí podemos remarcar, algunos elementos más frecuentes que otros para tener un acercamiento general a lo que estos casos implican. En primer lugar, el dinero invertido en investigaciones que imprevistamente llegan a puntos donde no se disponen de herramientas que permitan un salto cualitativo acorde a las exigencias pautadas. En casos como éste la exigencia de la empresa asumida impulsa a los investigadores a pormenorizar esa irreductibilidad, a lo sumo a incluirla en el informe final como un escollo sin relevancia, superado sin mayores inconvenientes.
En otros casos hablamos de un orgullo o tradición institucional en juego, incluso ciertos valores morales específicos. En estos casos es posible que los propios investigadores, comprometidos en conseguir resultados que satisfagan las expectativas de lo que representan alteran intencional o inintencionalmente el correcto trato del fenómeno, aún pretendiendo después que sus resultados provienen de enfoques estrictamente científicos.
El caso anterior puede estar en profunda relación con intereses políticos definidos que manipulen deliberadamente los resultados de estudios que por alguna razón les ocupen, por ejemplo, como hizo Bush con los informes supuestamente científicos acerca de que las campañas de alerta por el medio ambiente estaban exagerando.
También podemos encontrar casos en los que una empresa o grupo económico busca colocar o mantener a toda costa un determinado producto en un mercado, sin preocuparse demasiado por los efectos colaterales que el uso o consumo de ese producto puede tener sobre su usuario o consumidor (por ejemplo, la falta de un salto cualitativo por parte de las empresas de celulares estaría cuando deliberadamente eluden toda inclinación a estudiar la incidencia del uso de celulares en la contracción de determinados tipos de cáncer).
Y también, no por eso menos importante, el nivel individual de falta de salto cualitativo, mediante el cual una persona intenta eludir la complejidad humana de su responsabilidad moral mediante intentos de determinismo reduccionista. Con este último elemento llegamos por fin a la cuestión que específicamente ocupa mi pensamiento al respecto.

¿Por qué se habla de un salto cualitativo no contemplado en el determinismo biológico acerca del humano?
Porque la conducta humana explicada desde los parámetros que sirven en menor o mayor medida para explicar la de las diversas especies de animales conocidas no se demuestra suficiente. Por supuesto, si con eso dijésemos que no se está incluyendo la completa determinación biológica del comportamiento humano estaríamos diciendo muy poco, en todo enfoque acerca de un fenómeno se recortan datos, se elige determinado tipo de información por sobre otra, y la pérdida es inevitable. Lo que implica una contradicción es que la complejidad que no se aborda en el humano con el determinismo excesivamente biológico es demasiado relevante para la aplicación que se pretende extraer del estudio del que se trate, demasiado como para pasarla por alto. Para ejemplificar, recordemos el paraguas del meteorólogo. Imaginemos ahora que ciertos aspectos de la realidad humana conforman una analogía de la lluvia, y ahora entendámonos sin paraguas en esas situaciones. Esa es la contradicción. El determinismo biológico excesivo pormenoriza la complejidad de la subjetividad humana, intentando forzarla a que cuadre con sus parámetros casuísticos y de medición, pretendiendo que puede actuar sobre el ser humano en su complejidad al tiempo que lo despoja de elementos complejos que asume que inoportunan su óptica y su tarea. De ahí toda una lista de estos elementos catalogados como irrelevantes que al ser dejados de lado, convierten al objeto que el determinismo biológico construye al fin como humano, en lo concreto en algo inhumano, algo que no es humano, que no da cuenta de la complejidad de la realidad humana. El problema reside en que básicamente la manera en que el ser humano concibe subjetivamente su realidad afecta objetivamente su conducta. El elemento que se deja así de lado está potencialmente actuando ahora en la impunidad del fenómeno, en el campo de lo no contemplado, contaminando todas las variables pretendidamente cuantificadas con exactitud científica. Esta contaminación, al ser potencial (es decir, el individuo siempre podría estar influido en la conducta estudiada por su realidad subjetiva), se vuelve efectiva por componer alguna clase de probabilidad al respecto, en base a la cual se da un resultado siempre indeterminado en cuanto a la incidencia efectiva de esa realidad subjetiva sobre la conducta estudiada. Ejemplos concretos: el individuo pudo haber desarrollado un adiestramiento en el fingimiento de ciertos rasgos conductuales aparentemente espontáneos que pasen luego como efectivamente espontáneos y predeterminados; el individuo pudo haber aprendido a controlar movimientos estadísticamente registrados como involuntarios mediante técnicas brahmanicas; entre otros. Esta mácula probabilística, que originalmente solo mencioné como "realidad subjetiva" o "historia de vida", se ve ensanchada drásticamente debido a que toda historia de vida transcurre en un marco cultural dado que compone la acumulación de sucesos históricos integrados por vía de la tradición correspondiente, implicados a la vez como causalidad por ejemplo en el orden socioeconómico que lo lleva a al individuo en estudio a acceder a un taller de expresión corporal donde se entrena en el fingimiento de movimientos "espontáneos", de ahí en más siempre entrecomillados, relativos, para lo que compone su realidad subjetiva. Por otro lado, esa historia de vida no se detiene, ni tampoco lo hace el marco cultural e histórico en que esa persona vive. De esta forma, por esa vía impune del dato "irrelevante" e ignorado ingresan al estudio biológico del comportamiento un torrente heterogéneo de factores extremadamente complejos que atentan indefectiblemente contra la exactitud de sus investigaciones en la medida en que se incluyan en un pretendido determinismo biológico, tanto más cuanto más relegados a la impunidad sean esos factores que así podemos llamar cualitativos.
Un claro ejemplo de falta de salto cualitativo y reduccionismo biológico es cuando se considera el caso de dos gemelos genéticamente idénticos que componen rasgos conductuales similares. En principio puede parecer lo más lógico y simple atribuir esa similitud conductual a la causalidad genética, tal vez su semejanza física contribuya a esa sensación de verosimilitud del principio explicativo, pero al hacerlo, se ignora que esos 2 hermanos comparten una historia de vida y convivencia que no se puede negar influyó sobre el estado actual de las cosas, siendo que sus genes probablemente indiquen ante todo la posibilidad de haberse criado juntos y estar expuestos a cuidados y cariño similares, a la vez que la observación del hermano como alguien similar físicamente a uno mismo pueda también influir en el proceso de conformación de un yo complejo, potencialmente de tipo simbiótico. Ni siquiera se puede ignorar que dos hermanos siameses comporten complejidad psicológica en la conformación de su identidad, ignorar esto es otra muestra de falta de salto cualitativo.

¿Por qué entre otras posturas, el psicoanálisis se ubica especialmente en ruptura con el determinismo biológico?
Porque adscribe a un determinismo de tipo psíquico, que considera vital la influencia de la historia de vida del individuo sobre su realidad subjetiva. Específicamente, el psicoanálisis ubica la construcción psíquica fundamental del sujeto en su infancia temprana, en la cual el niño iría sexualizando y simbolizando su cuerpo por medio del lenguaje de la madre. De esta manera, siendo la base biológica en su variabilidad cualitativamente insuficiente para explicar la variabilidad de la conducta, el principio explicativo del psicoanálisis se propone abordar esa complejidad en el mayor grado en que el paciente pueda hacerlo para su bienestar psíquico, y su instrumento de terapia es el uso del lenguaje, en la realización a través del uso del mismo del deseo del paciente, sin nunca dejar de lado el terreno de lo sexual, donde para el psicoanálisis la especifidad e irreductibilidad del sujeto se expresa en su mayor medida, y es ahí donde choca con el determinismo biológico de lo sexual. Para el psicoanálisis no es nada trivial el hecho de que esos postulados sin ser exactos se afirmen en la cultura mediante una escenificación de autoafirmación masturbatoria de la propia práctica sexual como natural, que ese abuso mismo se vea propiciado por una demanda de homogeneización de la conciencia globalizadora, ni tampoco es menos importante la utilidad con que un discurso así contribuye a desplegar la práctica sexual específica e individual sin reparo alguno de responsabilidad por ello. Muchos podrían ayudarme a mejorar este último párrafo porque están mas capacitados que yo para enunciarlo, pero, otro ejemplo de falta de salto cualitativo sería tomar los términos psicoanalíticos utilizados por mí acá y adjuntarlos a alguna observación de tipo biologicista bajo algúna connotación despectiva, en vez de admitir la incapacidad, inconveniencia o desinterés en entender esos postulados. El problema residiría en que eso dejaría en evidencia la falta de interés en comprender lo que el otro nos está queriendo decir.

Por eso pienso que toda pretensión de haber explicado las preferencias sexuales del sujeto en alguna medida mínimamente importante a través de postulados biológicos, constituye un error. Lindas maneras de sentirse irresponsable para hacer cualquiera. ¿Qué gracia tiene si no hay culpa?

Imagen: "Anonymous Atrocities", de Joel Peter Witkin

miércoles, 10 de junio de 2009

Un post adaptativo

A ver, voy a postular algo a ver si concuerda con lo que la psicología evolucionista estaria planteando. A ver si capté.

Supongamos etapas en que la humanidad se componía de comunidades más pequeñas. Esas comunidades ya tenían una cultura que no podemos especificar, pero se podria decir con certeza que su desarrollo tecnológico se restringia a suplir ciertas demandas mas elementales (no que su cultura fuese limitada, sino solo su desarrollo tecnologico). Bien. En este contexto, ciertas conductas efectivamente podrian haber sido adaptativas. Por ejemplo, si un nene se empezaba a tocar todo el día estaba consumiendo una energia fisica en algo poco productivo PARA la comunidad. Entonces podrian, de alguna forma, basados en la ineficacia reproductiva de esta práctica, haberse sancionado socialmente, marcandola como pecado, como tabú, etc. Siendo así, la eyaculacion del hombre se reservaria por medios culturales para la reproduccion en este caso, particular e hipotético. Pero estariamos hablando de una mayor racionalizacion en terminos de efectividad reproductiva para las eyaculaciones masculinas, racionalizacion de un recurso reproductivo. Hasta acá, creo que estamos de acuerdo, esta practica asi planteada habria contribuido a un mayor exito reproductivo, a la expansion de la comunidad, a la extensión de la práctica misma, que tiene asi vista un sentido adaptativo.
Ahora bien, si observamos como criamos a nuestros nenes, nos podemos dar cuenta de todo el cuerpo de restricciones que les imponemos desde que nacen. A una nena, antes de que sepa que es el mundo y quien es ella, le ponemos unos aritos, porque es nena no? No. Le ponemos aritos para que sea nena. Una nena quiere jugar a la pelota con sus hermanos. Es una nena porque no puede jugar a la pelota no? entonces hay que decirle que no lo haga. Miremos bien: es porque no le dejamos jugar a la pelota que es nena, que adquiere todas cualidades, que va asumiendo como nena que pretendemos que sea. Un nene quiere jugar a las barbies.... no, cómo va a jugar a las barbies? es un nene... creo que ya me entienden.

En efecto, cada imposicion al niño es la instauracion de una verdad que nosotros establecemos como tal, y logico, cuando el nene y la nena actuen acorde a esas imposiciones vamos a decir "que bien que nos salieron nuestros hijos, son normales". Vamos a creer que los asistimos en el camino del mandato natural, y repito, este uso de lo supuestamente natural nunca puede desligarse de una construccion cultural. Porque ¿No sabemos de sobra que cada religión dice ser la que realmente habló con los dioses?¿No se anulan unas a otras sin excepcion en esta pretensión?¿No dicen los hinchas de cada cuadro de fútbol que su equipo es el mejor? No estamos exentos. Vamos a buscar, cada vez que alguien elija algo distinto a nuestros reclamos culturales, asumidos como más naturales, una transgresión a la naturaleza, a nuestra naturaleza tan querida, la que abrazamos desde que nos dijeron que no nos podiamos tocar, la que obedecimos cuando el dios le dice a Onan que no acabe afuera de la mujer, porque la raza hebrea tiene que expandir su progenie. ¿No estaria demas todo mandato y censura si estas practicas, si Sodoma y Gomorra, si el sadomasoquismo, si la pedofilia fuesen antinaturales? porque si así fuesen, no existirian. ¿Qué derecho tenemos a decir que algo es antinatural si efectivamente sucede? ¿En qué nos basamos para decir que algo no pertenece a la naturaleza humana si vemos humanos comportandose de esa manera y siendo coercionados a abandonar esas conductas ahora mismo, mientras tenemos internet y usamos celular para hacer las compras? Y entonces llegamos al punto clave. Escuchamos ante esta pregunta, esta sentencia: "No se niega la existencia de esas conductas en seres humanos, pero son antinaturales porque no fueron ellas las que contribuyeron a la conservacion y propagacion de la especie, es por el coito hombre-mujer que estamos acá, no por los homosexuales, ni por los onanistas". Muy bien. Ahora te propongo considerar lo siguiente.

¿No formamos nosotros, seres humanos vivos, parte de la historia de la humanidad? ¿Y qué pasaria si, en base a la demanda de vivencias sexuales que dispara la vida moderna, intentasemos restringir ese acto a lo reproductivo?¿No estariamos incentivando la sobrepoblación y la escasez de recursos, en una palabra, la ruina de la humanidad?¿No sería adaptativo aceptar la práctica homosexual, el onanismo, la zoofilia y la necrofilia como valvulas de escape para el exceso de fecundación y de población?¿Ya creemos que Marte está conquistado como para multiplicarnos a lo loco?¿China tiene una política anti-adaptativa al incentivar el control de la natalidad?¿No está disminuyendo el nivel de natalidad de los paises desarrollados en base a la liberación sexual contemporánea? Ya lo ves. Tenés que reconocer que la transmisión de las conductas sexuales-reproductivas tiene vía cultural, de transmision por medios de tradición, ,no genética ni biológica, normas que integra cada individuo a lo largo de su vida, sobre todo en su infancia, porque si no fuese así ¿Por qué insistiríamos tanto en que los nenes gusten de las nenas y que no se toquen? Todo intento por controlar la natalidad estaría destinado a fracasar, y si creés eso, si realmente creés que estamos destinados a desaparecer, va a ser muy lógico que por ejemplo lo aceptes como algo inevitable. Eso no se llama realismo, se llama pesimismo, y es una creencia que se autocumple como profecía. ¿O acaso es natural y adaptativo por ejemplo adelantar el inevitable fin de la humanidad, cuya tendencia genética segun vos es reproducirse incesantemente? Dale, fabricá una bomba atómica y apretá el boton rojo. Así nos morimos todos y tenés razón. Game over.

Ahora tenés que reconocer que hoy día, los parámetros adaptativos que en su momento pudieron ser válidos pueden ya no serlo. Tenés que aceptar que lo único que define hoy dia lo adaptativo, es que la humanidad sobreviva como especie, y los hechos demuestran que hay muchas maneras de sobrevivir, tantas como todas las culturas que existen.Y si esto es cierto, toda rotulación de "natural/adaptativa" con pretensión de exclusividad sobre el resto, "antinatural/antiadaptativa", es, por supuesto un uso cultural de un discurso que de biológico no tiene nada, de biologicista si, mucho. Vas a tener que aceptar que prácticas homosexuales, y parafílicas de todo tipo pueden formar parte de un sistema efectivo de reproduccion de una comunidad. Te voy a contar una historia para que entiendas y me voy a dormir.

Habia una vez una tribu que se denominaba "Baruya", en una isla cerca de Australia. En el momento en que los europeos hicieron contacto con ella, los Baruya estaban en plena expansión, es decir, que sea cual fuese su politica sexual-reproductiva, era exitosa, adaptativa si te gusta llamarla así. Bueno, resulta que ellos se distinguían, entre otras cosas, por arrancar del seno materno a los varones a la edad mas o menos de los 9 años. A partir de ese momento eran obligados a vivir en "la casa de los hombres" hasta la edad del casamiento, alrededor de pasados los 15 años, incluso hasta los 19, según como le fuese en los arreglos familiares para conseguirle novia. Resulta que los varones Baruya tenían una práctica secreta que las mujeres no podían jamás saber. Ahi, cada novicio era iniciado, sin opción, en la practica homosexual. Los baruya creian que el semen era fuente de vida, de energía, y creian que un varon no podia convertirse en un hombre adulto sin alimentarse del semen de un compañero varón durante años. Creian que, con ayuda de la energía del Sol, padre espiritual de los hombres, el semen fortaleceria su contextura física. Cuando llegaba el matrimonio, el hombre también "alimentaba" a su mujer por el resto de su vida, ya que estas eran consideradas más debiles por "perder la energía vital" en las menstruaciones. Entonces las mujeres se recuperaban a base de sexo oral y acabadas en la boca, y tenian que tragar todo. Las mujeres mayores, de muchas maneras, y con rituales especificos, exhortaban a las mujeres a jamás rechazar el semen del hombre, bajo ningun concepto. Los baruya también creian que alimentaban al bebé de la mujer embarazada al tener sexo con ella, creian que gracias a eso (por sobre todo) el bebé crecía, engordando la panza de la mujer. ¿Buena onda los Baruya no? No? Qué? Su cultura era antinatural? Antiadaptativa? Si si, eso dijeron los europeos cuando se enteraron de todo esto, les prohibieron muchas cosas, bajos pretextos religiosos y supuestamente "naturales".

Es para que pienses, la próxima vez que veas a dos trolos caminando por la calle, a un trava en una esquina, a dos mujeres besándose, a un zoofilico cojiendose una oveja, a un pajero que solo se calienta con el porno de internet, para que reconsideres si todas estas prácticas, en la medida en que la humanidad como sistema integrado sobreviva, llamar a alguna de estas prácticas menos naturales, menos adaptativas, no es ridículo. Cuando hables de conductas sexuales adaptativas entonces acordate, pudieron haber sido adaptativas en SU momento, y de ninguna manera excluyendo otras conductas igual de adaptativas, igual de humanas.

Ahora una mujer de 70 años puede ser madre a partir de óvulos fértiles congelados, alquilando además un vientre. Una tipa así es tan fértil desde el punto de vista reproductivo como cualquier otra. Si no se la elije, es porque no nos calienta, o porque consideramos que no le va a dar lo que le queda de vida para criar un hijo. ¿Qué? ¿Me vas a decir que esa consideración viene predeterminada genéticamente por una serie de rasgos conductuales? Por favor!

Bueno y es por eso que pienso que el postulado de que "preferir sexualmente a mujeres más jóvenes que uno es más natural/tiene un sentido adaptativo", dicho así, en tiempo presente y con dennotacion de exclusividad, constituye un error.
Esto fué Nivel X, yo soy Palette, y espero que les haya gustado.

Imagen: título desconocido, de Aurélien Police

sábado, 6 de junio de 2009

Sexo a medias

¿Por qué a una mujer le molesta que el hombre se deje las medias puestas para coger?

Para mí es un fetiche. Tanto como puede haber una chica que le guste un flaco con medias puestas, habrá mujeres que necesiten como condicion para disfrutar plenamente del sexo que el hombre se saque las medias (necesidad relativa, según, pero lo importante es que sin las medias esa persona disfruta más, no le es indiferente). No se puede fundamentar como algo necesario, hay mujeres que no les gusta (capaz la mayoria) y mujeres que les gusta o que no les interesa.
Bien. Ahora ¿por que alguien necesitaria que el hombre se saque las medias para garchar bien? Yo creo que las medias tienen una significación infantil. La mujer puede llevarlas (no hablo de medias de red, digo medias tenis blancas con puño) porque el hombre tiene ese morbo de pervertir a la pendeja inocente, desvirgarla, etc. Ella se puede poner una bombacha con un dibujito de las chicas superpoderosas y cosas asi. Porque hay un morbo fuerte en hacer contrastar esa imagen de princesita y que te mire a los ojos mientras se porta muy mal. Es una necesidad bien masculina. Yo no sé todo sobre las mujeres, pero estoy convencido de que no tienen tanta necesidad de sentir que pervierten, sino al contrario, de servirse de un hombre para liberarse del pudor, incluso de derivarle a veces una responsabilidad por la iniciativa sexual. Entonces, que ese "hijo de puta" que la vuelve loca y le hace hacer cosas que jamás confesaría, de repente tenga unas medias puestas genera el contraste que disgusta, porque el hombre no es un nene. La nena es ella.
Para evaluar si esta idea tiene sentido, habria que fijarse que perfil sexual tienen las personas que especialmente necesitan de un varón que no se deje las medias puestas, fijarse especialmente si se la dan de inocentes, si insisten en que no disfrutan mucho que digamos del sexo anal y del sexo oral (por decir lo básico). Y para mi eso es lo que dicen, para mí hacen todas esas cosas tanto como cualquier mina, y usan el discurso rosa para generar el contraste y potenciar el morbo... y las que no les joda para mí asumen más abiertamente un papel sexual activo, se hacen cargo de un deseo sexual y estan dispuestas a tomar las riendas para satisfacerlo. Fijense cada una que piensa del tema y de que lado se ubica, lo pueden verificar a ver si digo una boludez o no.
Mientras no se tomen muy a pecho el discurso y sepan explotarlo por mí todo bien. Relevant to my interests...
"...mirá que esto nunca se lo hice a nadie...". Si, dale, yo te aviso (una mano en cada coleta de pelo). Gag.


¿Y por qué alguien habría de dejarse las medias puestas para cojer?


En el caso de una mina puede ser por frio en los pies, porque tiene complejo con sus pies, por fiaca, o para hacer el papel de nena que quiere portarse mal. Las primeras tres a los hombres no nos interesan, y la cuarta nos vuelve locos. De ahí que supongamos esa posibilidad antes que las otras, simplemente porque asi nos calentamos más.
En el caso de que un hombre se las deje, por frio en los pies, por fiaca, por complejo en los pies (mas raro igual que en las mujeres esta razón) o por situarse en un papel infantil. Las primeras 3 no les interesan a las mujeres que se asumen como pudorosas, que se ponen coloradas si tienen que admitir en publico que tienen orgasmos anales (o que por la culpa de esa posibilidad precisamente no hagan nada por atrás), pero la cuarta les rompe los ovarios. Y es por la especificidad de ese disgusto que asocian el hecho a la cuarta posibilidad sin pensarlo demasiado. Porque la nena, la que pierde la inocencia ahí es ella. Y un verdugo no puede tener medias tenis blancas. Inaceptable.
Claro que no puedo esperar que una chica así asuma su papel acá y me diga que tengo razón, todo lo contrario.Yo [lo veo así y actúo en consecuencia/sé esas cosas y las utilizo].


"Cualquiera. Puedo venir de jugar a la pelota y dejarme las medias de boquita puestas, sin que pase nada de lo que estás diciendo, ni en mí ni en ella. Mandaste fruta."


Si son medias de futbol tiene otra significación. Es esa onda de que no importa la situación, de venir todo transpirado de jugar un fulbo y querer ponerla como viene, de limpiarte con la cortina de la pieza mientras ella grita indignada. Yo decía mas por las medias que uno usa cotidianamente, reconozco además que para mi eso tiene una significacion que remite a la infancia y que atribuyo a la mayoría.
En el caso de las mujeres el cambio de unas medias de Floricienta a unas medias negras de red con portaligas totalmente, es otra cosa, pero no otra cosa al margen, sino en la más clara oposición, la versión en negativo del mismo elemento. Muy importante el tipo de media.


Imagen: "Merrie Maladies" de Brian Holderman