sábado, 31 de mayo de 2008

Un tipo entra cerrando la puerta con rabia apenas controlada. Otro lo contempla llegar desde el sillón, nada sorprendido, pero deja su lectura a un lado. El recién llegado comienza a sacarse el sobretodo mojado...en cada gesto coloca su descontento. El comienzo se hace obvio.

-Estoy cansado.
-¿De qué?
-De que la gente no diga la verdad, de que YO no diga la verdad...
-¿La verdad?
-No somos sinceros. ¿Por qué no somos sinceros? ¿Por qué nos cuesta tanto serlo?
-Como si no supieras. Me irrita tu queja tan oportunista. Ayer de esto nada sabías. De repente hoy el mundo está equivocado.
-Pero ¿Cuándo dejamos de lado la verdad tan sencilla que podemos sentir a cada momento, que estaría ahí brillando sino fuera por...? esa peste...esa voz...
-Es fácil echarle la culpa al destino. Ni siquiera ahora estás siendo sincero.

En el preciso momento en que el tipo sentado terminaba de disparar su frase, el otro colgaba su bufanda en el perchero del vestíbulo, y se detuvo unos segundos de espaldas. La mirada de protesta se volvió personal.

-¡Qué fácil es decir eso para el que lo ve todo! ¿Si ves todo como no anticipaste lo que iba a pasar?!
-Estás malentendiendo los hechos. Para empezar no fuí nunca yo el que te aventuró a romperte la nariz contra la pared. Pensaste que era tán facil. Iluso. Ahora todo está perdido. Y bien, a otra cosa (retomando su lectura de la mesa del velador a su costado).

Por un momento el que protesta le clavó a la figura sentada una mirada de indignación que se desdibujó progresivamente hacia una inexpresividad mortuoria... ¿Quién podría adivinar que había detrás de tal súbito palidecimiento? El hombre sentado levantó su mirada, y de la oscuridad del otro lado de la sala una figura se acercó. Caminaba con porte y gracia, sus ojos brillaban y sonreía plácidamente. Su aspecto era impecable. No tardó en hablar y acompañar su discurso con diestros ademanes.

-Como puede ver monsieur, usted lo ha malentendido completamente. Su búsqueda desquiciada de la verdad no le dejó ver que la mentira tiene su sentido que hay que saber captar. Deje de ver engaño, vea mensajes cifrados. Véalo en usted: su crítica a la hipocresía no es sino una súplica para ello. Para nada un genuino intento de cambiar las cosas, antes la afirmación más grosera de que el mundo está legítimamente establecido tal como está. Y usted se declara fuera de juego, en el preciso instante en que sacude los puños ante el portal de un mundo al que aún no accede. Pero lo hará, ya nada le impide desempeñar su papel.

Primero hastiado, luego encolerizado, ahora desvanecido...nuestro hombre ya no miraba a su alrededor. Finalmente se incorporó y exhaló un suspiro. Sus mejillas recuperaron un tono suave. En ese momento las miradas sellaron el acuerdo entre los tres, ninguno necesitó decir más.

Imagen: "The Art Nouveau Room"by Crtomir Just, Slovenia

martes, 27 de mayo de 2008

De profundis clamavi

A la mañana, al abrir los ojos, algunos segundos de ingenuidad...y llega. Mas tarde mirando la ventana proyectando el deslizamiento lateral..y ahi está. Miré a un anciano a los ojos, ahí también estaba. Un nene de menos de un año se me quedó mirando, pero él no, no podía saber. O si?

Bajé. Caminé. Esa chica también, igual que el tipo que arrancó tediosamente su coche al cambiar el semáforo. Todos y cada uno tenían la misma carga en el hombro, la misma pesada voz pegada a la oreja, la misma gravedad en la mirada... todos estabamos anhelando algo indecible, incapaces todos de pronunciar algo más acerca de eso que tragar saliva y mirar hacia adelante.

En la garganta. En el pecho. Gritando desde el otro lado del vidrio, aunque no llegue sonido alguno. El cuervo revoloteando, su graznido se oye como sentencia anunciada. Me pierdo otra vez entre las nubes, de repente me da tanto sueño...

miércoles, 21 de mayo de 2008

No fue que no viera desde el principio las redes, tampoco fué que creyese ver alguna especie de señuelo en la entrada que me engañase...

Fué en lo perturbador de tu mirada maliciosa, en tu silencio tan hipnótico que reconocí la esencia de lo terrible, exhalas ese perfume tan venenoso...

Ahora estoy en el medio del enredo que dejaste que tejiera...lo tejiste vos? Hábil. Pero no es el fin lo que me en verdad me aterra, si nada más deseo que morir en tu boca...

Me asusta el que estés dudando, al tiempo que enredas tus cabellos riendo, en dejarme asi, sin darme una mordida...
Imagen: "La música I", de Gustav Klimt

martes, 20 de mayo de 2008

Caida libre

La respuesta verdaderamente buscada está contenida en la pregunta, lo que cuesta no es tanto saber adónde nos lleva, sino tener el corazón para subirse al carro maldito. Es en la aceptacion de que no sabemos dónde mierda estamos, es en la completa incertidumbre cuando llegamos al auge de la preparación para entender (aunque sea eso lo que menos veamos en ese momento), donde estamos ya vulnerables para reconocer lo que ya estaba en nosotros. El conocimiento como camino por el cual podemos reconocernos, las preguntas como los aguijones, como piedras en el zapato que se reproducen, como cables para tirar y romper el yeso de la pared.
El remedio para no ahogarse es dejarse caer hasta el fondo, que el agua entre en los pulmones, morir. Tocar fondo no es una eventualidad indeseable, es la condición para llegar. La caída se apresura, el vértigo raya en la fascinación, lo único que nos detiene es, a la vez que esa pregunta nos corroe, no animarse a correr el conejo hasta la boca del lobo. Así quedan esos espectros intermedios, mero decorado fundiéndose con las paredes de la escalera en espiral que no necesitamos, tenemos prisa. Caída libre.

Toda duda es búsqueda de certeza ¿Por qué habríamos de trabajar tanto para no degustar del fruto de tanto insomnio y sudor de vez en cuando? ¿Ahora que te gusta el fondo no te gusta volar? Pero yo siempre doy vuelta mi reloj de arena, ahora queda llegar a lo más alto para caer mejor.

La mosca en la botella hizo de esa botella un mundo. Y en ese mundo reinó.

lunes, 19 de mayo de 2008

Mirando extasiado los juegos de Safo, entre la inocencia y la perdicíon, la mente corrupta, las pupilas contraidas, y en el medio mi alma... toma tiempo destilarlo, toma tiempo entenderlo, y mientras respiro y vibro...suspiro.
Cada sorbo de sueño me prepara, cada destello me señala, cortinas que se corren, silencios se insinúan, y detrás siempre la niebla, oscilando...

Todo se está desdibujando, el gris ya no puede ser sólo gris, la muerte cae rendida, fin del acantilado.

Preguntame lo que quieras, yo te puedo decir más de lo que estás buscando, puedo decir demasiado.

martes, 6 de mayo de 2008

Deambulando a tientas por los senderos, evocando en cada paso momentos difuminados, sin que pudiera retener ni explicar ninguno. Levantaba del suelo pedazos de cosas, las encontraba asomando bajo las plantas de mis pies y colgadas de las ramas de los árboles. Qué desastre...la disposición de los jirones de algo que había sin duda explotado o arremolinado me guiaba hacia adentro, y por indicios inconfesables tragaba cada vez más saliva, todo me era cada vez más familiar...llego al epicentro, una casa abandonada, al mismo tiempo un colegio, a la vez un templo, todos incrustados cruelmente en lo que jamás fueron. Alrededor mas restos salvajemente dispersos. Ahora sí ya era evidente que algo terrible había sucedido. Entro.
Por ninguna parte restos humanos, y a cada paso en puntas de pie una tabla cae o se queja un chirrido. Huecos en el techo delatan al atardecer, cada crujido resuena adivinado, cada rincón es espectralmente y por momentos llenado. Cuando puedo reconocer las escaleras rotas y las puertas desencajadas comienzo a entender quien había destruido todo, quién se había un poco destruido a sí mismo. El polvo, los escombros y tablones viejos y apilados ya no me impiden sentir algo que animó o anima el lugar. En medio de la sala flotando entonces un pálido reflejo de algo ya no humano y tal vez más humano que todo, mirándome y no mirándome a la vez, vaga presencia que detona en la boca de mi estómago y sube hasta mi garganta. Ya reconocido como pleno autor del huracán, recuerdo que vine a buscar...lo que se había formado, y lo tenía delante mío...
En el mismísimo instante en que lo entiendo todo, el espejismo se esfuma y me encuentro volviendo al afuera, porque así funcionan estas cosas, ningún sueño se revela del todo a menos que sea a costa de sí mismo.

Imagen: "Laberinto", de Leonora Carrington

jueves, 1 de mayo de 2008

Preguntas

Recuerdo haber preguntado temprano por lo que me rodeaba, recuerdo que tenía tanta curiosidad...recuerdo haber empezado a recurrir temprano a fuentes de información documentadas, recuerdo que no me convencían las explicacionbes que las personas se daban a sí mismas sobre las cosas que ignoraban. Recuerdo también los primeros deslumbramientos, los hallazgos que sin alcanzar del todo prometían al alquimista la pronta transmutación. Recuerdo mirar a las personas encorvándose y gesticulando, y detrás vislumbraba el entrelazamiento o explicación del por qué hacían esas cosas... lo deseaba tanto!
Había veces en que no había que preguntarse, solo correr! jugar! aventurarse... poco a poco fué creciendo el extrañamiento, una décima de segundo al principio, y al tiempo una súbita paralización. Es lo que hace una presa advirtiendo un peligro (lo supe después), tal vez en el fondo me preguntaba qué estábamos haciendo, hacia dónde iba esa cascada, adónde sufríamos por llegar, bajo la garra de qué peligro podíamos ser aplastados como moscas...
Recuerdo entregarme a la risa escandalosa como un desquite de las cosas que me angustiaban, recuerdo entregarme a esa voluptuosidad de las contracciones de mi pecho y buscarla en los demás, era tan aliviante poder tomarse las cosas así...recuerdo buscar ávidamente formar pequeños clanes de resistencia y miradas de entendimiento. Uno busca alianzas para enfrentar al mundo, es fácil pudiendo contar secretos y respaldarse mutuamente.
Recuerdo mi indignación cuando después de mirar a mi alrededor encontré a mi enemigo en lo alto, recuerdo hacerlo caer a él, a su tropa de farsantes y su escenario. Recuerdo mucho regocijo al verlo tirado en el piso retorciéndose, tratando de disimular el artificio de su barba entonces tan inútil. Recuerdo como decidí soportar la lluvia yo solo, después de todo era la única forma, pensaba, acerca de qué significaba para mí todo eso. Recuerdo preguntarme por qué todo el mundo mentía, también recuerdo como en cierto momento tomé esa mentira como en defensa propia, y luego a un buen ataque como la mejor defensa.
Recuerdo cuando decidí que quería atestiguar lo más oscuro del mundo, poder tener de frente a la cordura perdida...qué buscaba con esa clase de revelaciones? buscaba una verdad, aunque fuese demasiado horrorosa para soportarla, buscaba el último fundamento de todo este enredo, la piedra basal que legitimiza las cosas tal como están.
Recuerdo, si, hoy recuerdo, cómo las preguntas me llevaron hasta donde estoy ahora, cómo fueron edificando lo que soy...quien soy?